Declaraciones básicas sobre la Europeade

Cuando se habla de la herencia cultural de una sociedad o incluso de una ciudad, siempre hay una relación directa con su pasado y su historia. La herencia cultural es expresión de aquello que indica cuál es nuestro origen. Hoy en día, la Unión Europea es la tierra de más de 500 millones de personas repartidas por 28 estados miembros. Forma así el mayor espacio económico unido de nuestro mundo, y sus lazos de unión son cada vez más fuertes. Diferentes estudios de investigación internacionales han demostrado en el pasado que es, especialmente, la economía cultural y creativa la que tiene la función particular de motor del crecimiento económico. Frente a la crisis económica de los últimos años, la Unión Europea ha demostrado una extraordinaria capacidad de resistencia e incluso ha experimentado un crecimiento en contra de la tendencia general que afecta a toda Europa.

A pesar de ello, el euroescepticismo, el Brexit y el fortalecimiento de movimientos hostiles a la UE —también en Alemania— son los temas que dominan los debates y que me plantean siempre la misma duda: ¿qué ha pasado durante los últimos años con la fuerza brillante de los valores y las ideas comunes de Europa, como son la paz, el bienestar y el estado de derecho? La UE es a partes iguales una comunidad económica y una comunidad de valores.

Por una parte, Europa vive y se beneficia de un mercado común, pero por otra parte también se beneficia de su gran diversidad cultural. Los éxitos de Europa son el resultado de su riqueza en términos de logros y creatividad, y de haber sabido conservar al mismo tiempo su diversidad cultural. Un festival como la Europeade demuestra que el intercambio cultural puede convivir con la coexistencia de diferentes culturas. La Europeade es el mayor festival europeo de trajes tradicionales y folklore con cerca de 6.000 participantes anuales procedentes de todas las regiones europeas. La Europeade se celebra anualmente desde 1964 y cada edición tiene lugar en una ciudad europea distinta. Así, cada verano se dan cita cerca de 200 grupos para pasear sus trajes regionales, presentar sus bailes populares y su música, cada vez en una ciudad distinta y, de este modo, aportan a la “capital cultural secreta de Europa” un carácter muy especial.

El festival constituye una oportunidad excelente para reencontrarse con viejos amigos y conocer a nuevos grupos más allá de las propias fronteras nacionales. Los bailes se representan en diferentes escenarios en las plazas más importantes de la ciudad anfitriona del festival. El programa incluye también un gran baile, un desfile festivo y un servicio ecuménico. Durante el día y la noche se puede disfrutar de los diferentes grupos con sus cantos y su música. De esta forma, la Europeade no sólo acerca a los habitantes de la ciudad su cultura regional, sino que los grupos regionales contribuyen de una forma muy especial al entendimiento entre los pueblos. Cada año, se hace visible la “unión en la diversidad” de todas las regiones europeas. La diversidad y las diferencias culturales fomentan así la amistad entre los participantes y los visitantes, al igual que la unión entre los europeos.   

La primera declaración de objetivos de la Europeade se lanzó bajo el lema: “A la Juventud de Europa”. Desde sus inicios, la paz entre los jóvenes fue la fuerza impulsora de Mon de Clopper. Una Europa de la paz y de la libertad. “Mientras que la juventud aprecie y respete los valores del pueblo, y mientras la juventud de los pueblos tenga prioridad frente a la artificialidad impuesta y la lejanía de la vida real, Occidente no desaparecerá”, dijeron Mon de Clopper y su “correligionario” alemán Robert Müller-Kox. Ya entonces quedo clara la idea rectora de que la cultura popular era el mejor eslabón de esta unión, ¡y hoy sigue siendo igual de importante!

“Aquel 5 de abril de 1964, miles de personas comprendieron que el único camino hacia la Europa del mañana solo podía el del corazón”, escribió Mon de Clopper —a la sazón presidente del recién fundado Comité de la Europeade— en el programa de la segunda Europeade, celebrada del 28 al 29 de agosto de 1965 en Dortmund, Alemania. “¿Y cuándo late con mayor intensidad el corazón?”, se preguntaba. “Cuando admira la belleza y percibe que se encuentra inmerso en una primavera eterna, en un nuevo renacer: el renacer de todo lo hermoso, lo valioso, todo lo que Occidente ofrece a los pueblos de nuestro continente”.

Los organizadores de la Europeade se habían propuesto acompañar a una Europa en vías de unificación en la que cada uno aporta, vive y cuida su propia cultura, pero siempre sin querer limitar a los demás. A día de hoy, el festival de la Europeade reúne cada año entre 4000 y 6000 participantes procedentes de toda Europa para vivir el arte y las tradiciones populares de sus regiones de origen. Este es el fundamento de este acontecimiento. La Europeade es una expresión de la fe en la amistad entre los pueblos de Europa y se basa en el concepto de “la unión en la diversidad”.

El actual Comité Internacional de la Europeade, que presido desde mi elección en el mes de marzo, defiende una Europa de comunidades de pueblos, donde cada persona tiene su lugar conservando su identidad regional, y donde todos son bienvenidos. Una Europa de los corazones será la Europa de la amistad y de la paz, algo que deseamos para todos los hombres y mujeres europeos. Este será el futuro que construiremos todos juntos para todos los jóvenes europeos.

Lo conseguimos cada año durante cinco días, cuando reunimos a miles de personas, ataviadas con sus trajes regionales y procedentes de toda Europa, siempre en un lugar diferente, para cantar, tocar música, bailar y celebrar fiestas, sin grandes discursos. Todos estos participantes, procedentes de las distintas regiones de Europa, son mensajeros para los ciudadanos europeos. Y el mejor eslabón de unión es la cultura popular de cada región. Nosotros apostamos por la Europa de los corazones que, como presidente, quiero seguir impulsando.

Una Europa de los corazones será la Europa de la amistad y de la paz. Y, hoy día, la paz es igual de importante, si no más, que hace 50 años. La paz es sinónimo de bienestar y crecimiento económico, la paz trae felicidad y riqueza cultural. Por eso, necesitamos hoy —quizás más que nunca— una Europa de las personas. La Europeade es un paso más en ese camino.

28 de noviembre de 2018
Rüdiger Hess
Presidente

Declaraciones básicas sobre la Europeade